miércoles, 13 de junio de 2012

Piensa-Volens contesta a las críticas de FAMPA a los profesores, publicado en el Diario de Sevilla

 El pasado jueves 8 de Junio salió en el Periódico "El diario de Sevilla" un artículo de la FAMPA criticando decisiones que han tomado los profesores en sus Centros (puedes ver este artículo publicado en este mismo blog).
Piensa - Volens contesta a esas críticas:


PIENSA-VOLENS: Respuesta a las críticas de FAMPA a los profesores
Sábado, 09 de Junio de 2012

De todos es sabido el malestar general que existe en estos días entre los profesores y maestros. No es para menos, a la ya de por sí degradada profesión de docente, se le suma un anuncio de nuevo recorte salarial.

Y casi por primera vez nos hemos puesto de acuerdo en algo. No podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo se nos responsabiliza de una mala gestión política de la que no hemos participado. Los profesores lo han entendido así y han decidido, de manera espontánea, coordinarse, reunirse en asambleas y claustros, y decidir qué acciones emprender contra esta nueva agresión a nuestras condiciones laborales.
Son muchas las acciones de protesta que se han planteado en estos foros de debate, y como es normal, algunas de ellas aparecen de manera repetida en diferentes lugares. Entre estas últimas, por ejemplo, está la de no participar en actividades extraescolares.

Que entre los docentes existe una amplia mayoría de compañeros con mentalidad voluntarista no es nada nuevo, y de hecho, siempre lo hemos considerado bueno. Los profesores hemos venido colaborando, casi siempre de manera altruista, y restándole tiempo a otros ámbitos de nuestra vida, en todo tipo de actividades complementarias y extraescolares. En muchos de los casos, hubiera sido más fácil mirar para otro lado y decir “no es nuestra función, no cuenten con nosotros”. Insistimos, la norma general hasta ahora ha sido de colaboración generosa por nuestra parte. Y eso a pesar del continuo deterioro de un sistema educativo, en el que el aprendizaje del alumno ha quedado relegado como un objetivo difuminado, y equiparado por ejemplo, al del supuesto crecimiento social del alumno a través del incremento exagerado de este tipo de actividades no lectivas.

Ahora el profesorado se ha rebelado contra este nuevo ataque a nuestras condiciones de trabajo y a nuestras retribuciones, retribuciones con las que, por cierto, tenemos que sacar adelante a nuestras familias, que también las tenemos, aunque algunos parezcan ignorarlo. Y si esa rebelión pasa por no aceptar más esa vocación casi misionera como parte de nuestras obligaciones, desde PIENSA las apoyaremos como si de legítima defensa se tratara.

No entraremos a criticar ni a poner chinitas contra ninguna acción de protesta que esté dentro de la legalidad, antes bien, las promoveremos si consideramos que son oportunas. Del mismo modo, no aceptaremos que nadie venga a afear estas protestas, ni a darnos lecciones de profesionalidad. Y menos si provienen de personas que no son profesores y que parecen no tener ni idea, o prefieren no saberlo, de lo que supone dedicarse a la enseñanza.

Hemos podido leer en un medio de prensa, que una federación de padres critica este comportamiento, y por ejemplo, se escandalizan porque los profesores no quieran participar en fiestas de fin de curso, a las que por cierto, y esto se les olvida decirlo, no tenemos obligación de asistir.

Que una federación de padres, que dice defender la enseñanza pública a toda costa, afirme que las familias terminarán llevando a sus hijos a la concertada, nos permite extraer dos conclusiones. En primer lugar, que la visión que tienen algunos de los centros de enseñanza se acerca más al de campamento de verano juvenil (por no usar el término guardería que ya está bastante manido) que al del lugar en el que sus hijos tienen que instruirse y adquirir los conocimientos que les permitan crecer como personas libres. Y segundo, que si la decisión de las familias de escolarizar a sus hijos en un tipo de centro u otro, pasa porque este realice más o menos actividades lúdico-festivas, definitivamente la enseñanza ha tocado fondo y tiene difícil arreglo.

Parece evidente que un trabajador profesional realizará más a gusto su trabajo en tanto en cuanto su actividad sea reconocida y valorada por la sociedad, sobre todo, por las familias de nuestros alumnos. Entendemos y compartimos que nos pidan que seamos exigentes a la hora de realizar nuestras funciones. Pero todo esto, sería mucho más viable si nuestras condiciones laborales y económicas no vieran, año tras año, un progresivo empeoramiento.

Lo que cabría esperar de los padres, y en eso encontrarán toda nuestra colaboración, es que se preocuparan y actuaran contra el lamentable estado del sistema educativo, exigiendo a los poderes políticos que impidan que nuevas generaciones de alumnos se pierdan, y que los alumnos que obtengan un título, puedan competir en igualdad de condiciones con los jóvenes de otros países europeos. En eso, nos tendrán a su lado.

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